Protohistoria

El término protohistoria (del griego πρωτο prōto ‘primero’ y del latín historĭa y este a su vez del griego ἱστορία historía) se refiere a una fase no muy bien definida que se situaría entre el final de la prehistoria y el principio de la historia antigua. El promotor del término ha sido el arqueólogo francés Jean Guilaine,[1]​ aunque el término fue acuñado en 1881 por Gabriel de Mortillet.[2]​ Sus límites temporales son algo difusos y se suelen encontrar varias interpretaciones:

  • Según la clásica, la protohistoria estudiaría a aquellos grupos humanos ágrafos de los que se tienen noticias escritas gracias a fuentes indirectas contemporáneas: de los iberos o La Tène, por ejemplo, nos dieron cuenta los escritores griegos y romanos. Esta definición limita la protohistoria a la Segunda Edad del Hierro.
  • Para la escuela francesa, las sociedades protohistóricas europeas serían aquellas que se desarrollaron a la vez de las que ya utilizaban la escritura en Oriente Próximo. Se trataría así de una prehistoria reciente que abarcaría desde el Calcolítico a la Edad del Hierro.[3]
  • Por último, según una interpretación más moderna y amplia, estudiaría a aquellas sociedades que se encontraban en la transición hacia la cultura escrita y, a su vez, en proceso de formación del estado. En Europa, igualmente, haría referencia a la Edad de los Metales, pero para el resto del mundo tendría unas connotaciones más dilatadas.

Dentro de este período en Europa se desarrollaron numerosas entidades políticas semicentralizadas, que coincidieron con el inicio de la escritura y de la metalurgia. Esas sociedades produjeron inicialmente documentos epigráficos breves y, posteriormente, crónicas extensas, considerándose a partir de ese punto que entraron en la historia antigua.

Protohistoria europea[editar]

Fuentes[editar]

Las fuentes para su estudio son casi en su totalidad arqueológicas, aunque también se poseen tradiciones orales y algunos textos de autores contemporáneos. Teniendo en cuenta los milenios que van desde la invención de la escritura (en distintos focos repartidos por todo el mundo, de los que Oriente Próximo fue el primero) hasta su difusión global, pueden utilizarse las fuentes escritas por griegos, fenicios, hebreos o egipcios para el estudio de ese período (milenios IV a. C. al I a. C.) en el Viejo Mundo, en aquellos lugares que propiamente no habían entrado en la historia.

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Mondot, Jean-François (2019). «Jean Guilaine. Apôtre du Néolithique». L'Histoire (en francés) (460): 34-35. 
  2. Lehoërff, Anne (2023). «Protohistoire: la sixième période de l'histoire». L'Histoire (en francés) (514): 22-23. 
  3. Eiroa García, Jorge Juan (2010). «Prehistoria del mundo.». Barcelona (primera edición) (Sello Editorial SL). pp. 12,59. ISBN 978-84-937381-5-0.