Primera Filípica

La Primera Filípica (Φιλιππικός Α') es un discurso escrito y pronunciado por el político y escritor ateniense Demóstenes entre 351 a. C. y 350 a. C.. Constituye el primer discurso que el político dirige contra la figura de Filipo II de Macedonia.

Trasfondo histórico[editar]

Desde el año 357 a. C., cuando Filipo asedió Anfípolis, Atenas se encontraba formalmente en estado de guerra contra el Reino de Macedonia. En 352 a. C., Demóstenes presentó a Filipo como el peor enemigo de su ciudad,[1]​ y, un año más tarde, hizo una dura crítica sobre aquellos que minusvaloraban a Filipo, y les advertía de que era tan peligroso como el propio Rey de Persia.[2]​ En 352 a. C., las tropas atenienses lograron oponer una exitosa resistencia a las tropas de Filipo en las Termópilas,[3]​ pero ese mismo año el ejército macedonio llevó a cabo una campaña militar en Tracia en la que obtuvo una gran victoria sobre los focianos. Filipo también envió su primera ataque contra la federación de Calcis y sitió la ciudad de Estagira.

Contenido del discurso[editar]

El tema que trata la Primera Filípica es la necesidad de estar preparados. En su llamamiento a la resistencia, Demóstenes urge a los atenienses para que se preparen para la guerra, y exige un gran esfuerzo a los ciudadanos para esta eventualidad. Llega incluso a proponer la reforma del fondo "Theorika", un fondo por el cual el estado pagaba a los atenienses más pobres el acceso a los festivales dramáticos, enfrentándose a la política de Eubulo.[4]​ Eubulo aprobó una ley que hacía muy difícil desviar fondos públicos, lo cual incluía el desvío del fondo "Theorika" para pagar operaciones militares menores.

Demóstenes, en su discurso, intenta convencer a sus ciudadanos de que las derrotas que han sufrido hasta la fecha se deben a sus propios errores y a la competencia militar de Filipo. El orador se opone al uso de mercenarios en el ejército ateniense y propone la creación de una fuerza militar más flexible que permanezca en Macedonia para hostigar al ejército de Filipo.

A pesar del estilo apasionado del orador, parece ser que la ekklesía no compartía su punto de vista e insistió en la forma de proceder habitual, lo cual obligó a Demóstenes a repetir la misma argumentación en las Olínticas.[5]

Véase también[editar]

Referencias[editar]

  1. Demóstenes, Contra Aristócrates, 121.
  2. Demóstenes, Por la Libertad de los Rodianos, 24.
  3. Demóstenes, Sobre la Falsa Embajada, 319.
  4. J. De Romilly, A Short History of Greek Literature, 116-117.
  5. The Helios.

Enlaces externos[editar]