Pedro Segura

Pedro Segura y Sáenz

El cardenal Segura fotografiado en 1939.


Arzobispo de Sevilla
14 de septiembre de 1937-8 de abril de 1957
Predecesor Eustaquio Ilundáin y Esteban
Sucesor José María Bueno Monreal


113.o Arzobispo de Toledo
Primado de España
19 de diciembre de 1927-26 de septiembre de 1931
Predecesor Enrique Reig Casanova
Sucesor Isidro Gomá y Tomás


Arzobispo de Burgos
1926 - 1927
Predecesor Juan Bautista Benlloch
Sucesor Manuel de Castro Alonso


Obispo de Coria
1920 - 1926
Predecesor Ramón Peris Mencheta
Sucesor Dionisio Moreno y Barrio


Obispo titular de Apollonia
1916 - 1920
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 9 de junio de 1906
Ordenación episcopal 13 de junio de 1916 por José María Cos y Macho
Proclamación cardenalicia 19 de diciembre de 1927 por Pío XI
Título cardenalicio Cardenal presbítero de Santa María in Trastevere
Información personal
Nacimiento 4 de diciembre de 1880 Carazo, España
Fallecimiento 8 de abril de 1957 (76 años) Madrid, España
Alma máter Universidad Pontificia Comillas

Solo virtud es nobleza

Pedro Segura y Sáenz (Carazo, provincia de Burgos, 4 de diciembre de 1880-Madrid, 8 de abril de 1957) fue un clérigo español que ocupó a lo largo de su carrera varios puestos en la jerarquía eclesiástica: obispo auxiliar de Valladolid, obispo de Coria, cardenal arzobispo de Burgos, cardenal primado de Toledo y, tras la Guerra Civil, cardenal arzobispo de Sevilla.

Biografía[editar]

Pedro Segura fue el segundo de los seis hijos de un humilde matrimonio de maestros de primera enseñanza.[1]

Su hermano Quintín, el primogénito,[2]​ fue sacerdote en las parroquias de Sotopalacios[3]​ y Villagonzalo Pedernales.[4]​ Su hermano Emiliano llegó a canónigo de la Catedral de Toledo.[5]

Pedro estudió entre 1891 y 1894 en el colegio que los escolapios habían fundado en el Monasterio de San Pedro de Cardeña. En las asignaturas de Latín, Retórica, Geografía e Historia obtuvo una calificación de sobresaliente.[6]

Continuó sus estudios en el seminario de Comillas, con los jesuitas. Por entonces, todos los alumnos que accedían a este centro lo hacían becados.[7]​ Entre 1894 y 1896 estudió tres cursos de Gramática y entre 1896 y 1898 hizo dos cursos de Humanidades sacando sobresaliente en todas las asignaturas.[8]​ Entre 1898 y 1901 estudió tres cursos de Filosofía, también con todo sobresaliente.[9]

En mayo de 1901, debido a un grave problema hepático, se trasladó a la casa de sus padres. En septiembre de 1902 se reincorporó al seminario de Comillas para estudiar Teología.[10]

Un decreto del papa Pío X del 29 de marzo de 1904 dio al centro de estudios de Comillas el rango de universidad pontificia.[11]

El 26 de junio de 1904 el rey Alfonso XIII, el II marqués de Comillas y el general Polavieja visitaron la Universidad Pontificia de Comillas.[12]

En 1905, cuando Pedro estudiaba el cuarto curso de Teología y el primero de Derecho Canónico, fue elegido bedel, lo que le hacía encargado de que los seminaristas más jóvenes cumpliesen las normas de conducta y responsable de un diario. En este diario, que él escribió entre el 1 de octubre de 1905 y el 31 de julio de 1906, figuraban los hechos más relevantes que iban sucediendo en el centro.[13]

Fue ordenado sacerdote el 9 de junio de 1906 en la capilla del seminario pontificio.[14]

Continuó estudiando en Comillas para doctorarse en Teología y Derecho Canónico,[15]​ consiguiéndolo en julio de 1908.[16]

El entonces arzobispo de Burgos, Gregorio María Aguirre y García, le nombró sacerdote ecónomo de la Parroquia de Santa María de Salas de Bureba, a la que llegó el 15 de octubre de 1908.[17]

Entre 1909 y 1912 dio clases de Derecho Canónico a seminaristas en la Universidad Pontificia de Burgos.[18]

En 1912 ganó por oposición el cargo de canónigo de la catedral de Valladolid.[19]

En 1913 se celebró en Valladolid el Primer Congreso Nacional de Catequesis. Pedro Segura fue encargado de la Exposición Catequística de este congreso, que reunió material docente usado por catequistas de toda España.[20]

El curso de 1913-1914 dio clases de Derecho Canónico en el seminario de Valladolid.[21]

Obispo y arzobispo[editar]

El 14 de marzo de 1916 la Santa Sede nombró a Pedro Segura auxiliar del arzobispo de Valladolid, el cardenal José María de Cos, y obispo de titular de Apollonia.[22]

Tras las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX la Iglesia católica en España había perdido buena parte de sus ingresos y, con el Concordato de 1851, el Estado se comprometió a pagarle una renta anual. En septiembre de 1916 el ministro de Hacienda, Santiago Alba, había anunciado un plan de austeridad que reducía el dinero que se le daba. En una reunión en Ávila que tuvo lugar en octubre, y a la que asistió Segura porque Cos estaba enfermo, se habló de cómo lograr que el Gobierno español aumentase la dotación para el clero. La principal demanda de la Archidiócesis de Valladolid era un aumento del sueldo del clero de las parroquias, lo que no se consiguió.[23]

Entre 1917 y 1923 hubo una gran conflictividad social en España, dentro del periodo conocido como Crisis de la Restauración. En enero de 1919 el arzobispo de Valladolid constituyó una Junta de Acción Católica en su archidiócesis que incluyó a miembros de partidos políticos conservadores. El propósito era defender la Iglesia católica y el orden público.[24]

Pedro Segura desempeñó el cargo de auxiliar del arzobispo de Valladolid hasta 1920, en que fue nombrado obispo de Coria. En Coria tuvo ocasión de conocer al rey Alfonso XIII, al acompañarle durante la visita que el monarca realizó en 1922 a la comarca de Las Hurdes. Su carácter enérgico impresionó al monarca, consiguiendo que se otorgaran importantes ayudas en dotaciones y servicios a la citada comarca y la creación de un Patronato para fomentar su desarrollo. El 1 de abril de 1923, Segura fundó el diario Extremadura.

La amistad de Alfonso XIII, correspondida por Segura, daría sus resultados, ya que el 6 de mayo de 1926 fue nombrado, al parecer a petición del rey, arzobispo de Burgos[25]​ y el 20 de diciembre del mismo año el papa Pío XI lo nombró cardenal. La birreta cardenalicia le fue impuesta en Madrid, en una ceremonia ante toda la corte celebrada en el Palacio Real, por el propio rey.

Cardenal primado de España[editar]

Tras su nombramiento como cardenal, en 1927 fue designado para la sede primada de Toledo. Hombre de fuerte carácter,[26]​ católico intransigente[27][28]​ e inmovilista,[29]​ opuesto al fascismo[cita requerida] y sin tacto diplomático, se ha dicho de él que solo inclinó su frente ante el papa. Estos rasgos, unidos a su fidelidad a ultranza a la monarquía, lo llevaron a enfrentamientos con las autoridades de la República y, más tarde, con la dictadura del general Franco e incluso en más de una ocasión con la Santa Sede.

En 1931, a poco más de quince días de la proclamación de la República, Segura lanzó una violenta diatriba contra el régimen recién establecido, afirmando en una pastoral:[30]«Cuando los enemigos del reinado de Jesucristo avanzan resueltamente, ningún católico puede permanecer inactivo».

Esta afirmación tajante no era compartida, al menos en público, por la totalidad de los católicos y en todo caso no lo era por los que pensaban como el grupo dirigente del periódico El Debate, fundado por el que más tarde sería cardenal Herrera Oria. Segura llegó a calificar como «papelucho liberal» a este periódico por defender una visión accidentalista de las formas de gobierno, incompatible, a su juicio, con un buen católico. Según Pedro Sainz Rodríguez, el cardenal Segura nunca había leído más periódico que El Siglo Futuro.[31]​ En 1933 enviaría una carta a su director, Manuel Senante, en la que adjuntaba un cheque y transmitía su bendición a todos los redactores y lectores del diario.[32]​ Llegó a afirmar que la causa carlista es la Causa de Dios.[33]​ El cardenal mantuvo una íntima amistad con los carlistas Manuel Fal Conde y el general Sanjurjo.[34]​ Además, se mostró públicamente como el "cardenal de los carlistas", apoyándolos desde Roma, pues afirmaba que España debía rechazar absolutamente el liberalismo, y que solo los carlistas mantenían los inmutables principios tradicionalistas.[35]

Llamado a consulta a Roma, el 13 de mayo de 1931 salió de España.[36]​ Poco tiempo después se intervinieron unos documentos a Justo Echeguren, vicario general del obispo de Vitoria, al ir a cruzar la frontera, por los que Segura ordenaba la venta de bienes eclesiásticos en España y el envío del producto de la venta fuera del país. Estos hechos hicieron que el gobierno republicano presionase ante la Santa Sede para que se le sustituyera en la archidiócesis de Toledo. Segura, enterado de estas gestiones, se fue resistiendo, pero finalmente envió una carta a Pío XI poniendo a su disposición el cargo. El papa aceptó el ofrecimiento y el cardenal, tras pasar por Bayona y Lisieux, fue incorporado a la curia pontificia, donde permaneció hasta el año 1937.

Arzobispo de Sevilla[editar]

En plena Guerra Civil y tras el fallecimiento el 10 de agosto de 1937 del cardenal Ilundain, fue designado para la archidiócesis de Sevilla, de la que tomó posesión el 2 de octubre de ese mismo año. Sevilla era por aquel entonces la ciudad española más importante bajo control del bando franquista.

Segura se caracterizó, en su nuevo puesto, por su celo extremo en la persecución de las denominadas costumbres inmorales. Por ejemplo, penó con excomunión el bailar agarrado, y prohibió que los sacerdotes dijesen misa en las poblaciones que celebrasen tales bailes. También decretó excomunión contra todo el que asistiera a la comedia La blanca doble.[37][38]

Su relación con Francisco Franco[editar]

El cardenal Segura es saludado por un policía municipal de Sevilla, alrededor del año 1950.

Pero muy pronto el cardenal sería una de las pocas voces discordantes, dentro de una Iglesia católica muy identificada con el régimen franquista.[39]​ Sus enfrentamientos con Francisco Franco fueron muchos y por muy diversos motivos. Los más conocidos fueron su oposición a la entrada bajo palio de Franco en las iglesias y catedrales de su jurisdicción, llegando a amenazar con la excomunión a quienes lo permitieran; la negativa, en contra de lo ordenado por la dictadura, a que se instalaran placas en los muros de la catedral y parroquias de la diócesis con los nombres de los Caídos por Dios y por la Patria. El cardenal, con una impronta tradicionalista, se empeñaba en advertir que en la Iglesia no hay caídos, sino fieles difuntos. Este hecho provocó la ira de los falangistas, quienes, en represalia, pintaban periódicamente el emblema del yugo y las flechas en los muros del palacio arzobispal sevillano. Estas pintadas perduraron durante muchos años, incluso después de la muerte del cardenal. Pero Segura no cedió y la cruz de los caídos sevillana tuvo que ser instalada junto a los muros del Real Alcázar, situados cerca de la catedral.

A comienzos de 1940, el antiguo oficial de la Guardia Civil y general republicano Antonio Escobar Huerta había sido sentenciado a muerte por los tribunales militares franquistas. Escobar era un católico convencido, algo que no había ocultado durante la guerra civil en la zona republicana. Segura escribió una carta a Franco pidiéndole clemencia con el antiguo oficial, llegando a decirle: «Si fusila a Escobar, no fusila a un hombre; fusila a un santo».[40]​ A pesar de ello, Escobar fue finalmente fusilado.

Por otra parte, en sus sabatinas nunca faltaban las críticas al régimen en general e incluso a sus jerarcas en particular. Esta conducta era insólita en unos tiempos en que la unidad de pensamiento era la norma y la crítica casi no existía. En concreto, en abril y mayo de 1940, el gobernador civil de Sevilla envió a Franco notas tomadas de uno de los sermones, donde el cardenal proclamaba que, en la literatura clásica, los caudillos eran los «jefes de una banda de forajidos» y que, en los escritos de San Ignacio de Loyola, caudillo era sinónimo de diablo. Esto dio lugar a que Franco, como antes la República, ordenara su expulsión de España; aunque finalmente no llevó a término esta idea.[41][42]​ En general, podríamos decir que Segura defendía como sistema de gobierno la monarquía tradicional, donde el poder político estuviera sometido al poder religioso, y de ahí su enfrentamiento con las autoridades.[cita requerida]

El viaje de Franco en 1948[editar]

En el otoño de 1948, Franco realizó un viaje a Andalucía, en el curso del cual se iba a inaugurar un monumento al Sagrado Corazón en San Juan de Aznalfarache, próximo a Sevilla. Franco debía asistir a la inauguración y después a un banquete oficial. En la negociación del correspondiente protocolo, el cardenal afirmó que solo podía ceder la presidencia que le correspondía a un rey, reina, jefe de Estado o un príncipe heredero, pero no a la esposa de Franco, Carmen Polo.

Las gestiones del gobierno de Franco ante la Santa Sede, llevadas a cabo desde muchas instancias, dieron lugar a que, en noviembre de 1954, mientras el cardenal se encontraba de visita en Roma, la Santa Sede designara a José María Bueno Monreal como arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Sevilla, en tanto que se le rebajaban al cardenal muchos de los poderes que ejercía, por lo que de facto hasta el fallecimiento de Segura hubo en Sevilla dos arzobispos.

Fallecimiento y entierro[editar]

Puerta de la cripta donde está enterrado Segura.

Falleció en Madrid el 8 de abril de 1957, y en cumplimiento de su última voluntad su cadáver fue trasladado a Sevilla donde, por orden del general Franco, se le rindieron honores militares. Fue enterrado junto al resto de su familia en la cripta del monumento al Sagrado Corazón de Jesús situado en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache. Este monumento, encargo en vida del cardenal al arquitecto sevillano Aurelio Gómez Millán y terminado en 1948 sobre una colina que domina la ciudad de Sevilla, es un complejo funerario-religioso funcional dependiente de la diócesis de Sevilla: hay tres iglesias, un vía crucis con todas sus estaciones, un recinto de jardines con altares con pinturas de imágenes en las paredes en cada descanso de las escaleras que antiguamente estaba cuajado de flores; hay un seminario Redemptoris Mater, una casa de ejercicios usado por los católicos; hay un colegio regentado por religiosas teresianas, que fue un internado para niñas y también hubo un internado de niños pobres en otra zona del recinto, y una residencia de seminaristas, y es a la vez una imitación de la plaza de san Pedro de Roma a menor escala. En su cúspide está la estatua del Sagrado Corazón, que está rodeado de suelo de mármol, con unos soportales en forma de semicírculo rodeando la plaza del monumento.

Referencias[editar]

  1. Martínez Sánchez, 2002, p. 7.
  2. Martínez Sánchez, 2004, p. 40.
  3. Martínez Sánchez, 2002, p. 29.
  4. Martínez Sánchez, 2002, p. 34.
  5. Martínez Sánchez, 2002, p. 309.
  6. Martínez Sánchez, 2004, p. 41.
  7. Martínez Sánchez, 2004, pp. 41-42.
  8. Martínez Sánchez, 2004, p. 43.
  9. Martínez Sánchez, 2004, p. 44.
  10. Martínez Sánchez, 2004, pp. 44-45.
  11. Martínez Sánchez, 2004, p. 47.
  12. Martínez Sánchez, 2004, pp. 46-47.
  13. Martínez Sánchez, 2004, p. 48.
  14. Martínez Sánchez, 2004, p. 49.
  15. Martínez Sánchez, 2004, p. 50.
  16. Martínez Sánchez, 2004, p. 54.
  17. Martínez Sánchez, 2004, p. 57.
  18. Martínez Sánchez, 2004, pp. 61-67.
  19. Martínez Sánchez, 2004, pp. 69-70.
  20. Martínez Sánchez, 2004, pp. 71-72.
  21. Martínez Sánchez, 2004, pp. 72-73.
  22. Martínez Sánchez, 2004, p. 78.
  23. Martínez Sánchez, 2004, pp. 80-81.
  24. Martínez Sánchez, 2004, pp. 90-91.
  25. Diario de Burgos, Don Pedro Segura Sáenz, nuevo arzobispo de Burgos, 6 de mayo, de 1926
  26. Salas, Nicolás (1993). Sevilla: crónicas del siglo XX (1841-1960). Tomo III. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. p. 126. ISBN 84-7405-979-8. 
  27. Aurora Flórez (2 de abril de 2016). «El hijo secreto y otras historias del selvático cardenal Segura». abc.es. Sevilla. «Segura, persona rígida e intransigente, que llevaba a gala su acendrada moral católica [...]». 
  28. Serrano Suñer, Ramón (18 de septiembre de 1976). «El anacrónico cardenal Segura». El País. «A la cabeza de los recelosos intransigentes se puso, pronto el cardenal Pedro Segura.» 
  29. Núñez Beltrán, Miguel Ángel (2008). «El Cardenal Segura y su acción sinódico-conciliar en Sevilla: El Sínodo Diocesano 1943 y el Concilio Provincial de 1944». Anuario de Historia de la Iglesia andaluza 1: 254, 278. ISSN 1888-7368. «Tal vez sea cierto, sin embargo, que ese inmovilismo rigorista esté más arraigado en el pensamiento seguriano y ello hace que incluso se desempolven documentos anteriores de la iglesia que, aun estando en vigor, comenzaban a pasar al olvido y don Pedro Segura se obceca en revitalizarlos o interpretarlos de la forma más rancia 
  30. http://www.march.es/ceacs/biblioteca/proyectos/linz/documento.asp?reg=r-46859
  31. Moral Roncal, Antonio Manuel (2009). La cuestión religiosa en la Segunda República Española: Iglesia y carlismo. Biblioteca Nueva. p. 32. 
  32. Quijano, Sancho (15 de julio de 1933). «Noticiario quincenal». Tradición: 348. 
  33. Tardío, Manuel Álvarez (27 de febrero de 2012). Nuevos estudios sobre la Cultura Política en la II República Española 1931-1936. Librería-Editorial Dykinson. ISBN 9788415454830. Consultado el 25 de mayo de 2019. 
  34. Arbeloa, Victor Manuel (18 de septiembre de 2015). El quiebro del PSOE (1933-1934): Del gobierno a la revolución. O.C.. ACCI (Asoc. Cultural y Científica Iberoameric.). ISBN 9788415705666. Consultado el 25 de mayo de 2019. 
  35. Muñoz, Cristóbal Robles (4 de julio de 2016). La Santa Sede y la II República (1934-1939): Paz o Victoria 2ª Edición. ACCI (Asoc. Cultural y Científica Iberoameric.). ISBN 9788416549504. Consultado el 25 de mayo de 2019. 
  36. Fernández García, Antonio (1984). «La Iglesia ante el establecimiento de la II República». Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea (Universidad Complutense) 5: 222. 
  37. Eslava Galán, Juan (2015). Lujuria. Destino. 
  38. Flórez, Aurora (2 de abril de 2016). «El hijo secreto y otras historias del selvático cardenal Segura». ABC. Consultado el 18 de agosto de 2016. 
  39. Para toda esta sección, Paul Preston, Franco, caudillo de España ISBN 84-9759-477-0
  40. José Francisco Guijarro García (2006). Persecución Religiosa y Guerra Civil: La Iglesia en Madrid, 1936-1939, La Esfera de los Libros, pág. 21
  41. Marquina, La diplomacia vaticana pp 253-262
  42. Serrano Súñer, Memorias p 274

Bibliografía[editar]

Enlaces externos[editar]


Predecesor:
Antonio Álvaro y Ballano
Obispo titular de Apollonia

1916 - 1920
Sucesor:
Arnoldus Johannes Hubertus Aerts
Predecesor:
Ramón Peris Mencheta
Obispo de Coria

1920 - 1926
Sucesor:
Dionisio Moreno y Barrio
Predecesor:
Juan Benlloch Vivó
Arzobispo de Burgos

1926 - 1927
Sucesor:
Manuel de Castro Alonso
Predecesor:
Enrique Reig y Casanova
Arzobispo de Toledo
Primado de España

1927 - 1931
Sucesor:
Isidro Gomá y Tomás
Predecesor:
Eustaquio Ilundáin y Esteban
Arzobispo de Sevilla

1937 - 1957
Sucesor:
José María Bueno Monreal
Predecesor:
Giovanni Tacci Porcelli
Cardenal presbítero de Santa María en Trastevere

28 de octubre de 1929 - 8 de abril de 1957
Sucesor:
Stefan Wyszyński