Eduardo Zamacois

Eduardo Zamacois
Información personal
Nacimiento 17 de febrero de 1873
Pinar del Río (Cuba)
Fallecimiento 31 de diciembre de 1971
Buenos Aires (Argentina)
Sepultura Cementerio de San Justo Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Familia
Padre Pantaleón de Zamacois y Urrutia Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Cándida Díaz y Sánchez (1895-1933)
Matilde Olimpia Fernández y Fuertes (1956-1971)
Hijos 3
Información profesional
Ocupación Escritor, novelista, periodista, editor y guionista Ver y modificar los datos en Wikidata
Género Novela Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Eduardo Zamacois y Quintana (Pinar del Río, 17 de febrero de 1873-Buenos Aires, 31 de diciembre de 1971) fue un novelista español nacido en Cuba y cuya vida transcurrió entre España, Francia y el exilio americano tras la guerra civil española. Fue sobrino del historiador y escritor Niceto de Zamacois, de la soprano Elisa Zamacois, del pintor Eduardo Zamacois y Zabala y del actor Ricardo Zamacois, siendo primo del escritor francés Miguel Zamacois y del compositor musical Joaquín Zamacois. Su hija Gloria Zamacois fue escritora.

Biografía[editar]

Eduardo Zamacois y Quintana nació el 17 de febrero de 1873 en Pinar del Río (Cuba). Fue hijo único de Pantaleón Zamacois y Urrutia, nacido en 1834 en Bilbao, tras estudiar piano y composición antes de emigrar a América, y de doña Victoria Quintana y González, oriunda de Cuba.[1]​ Aunque su familia paterna era enteramente de Bilbao, el origen del apellido familiar se sitúa en Hasparren (País Vasco francés), donde el apellido se transcribía Samacoys en el siglo XVIII.[2]

Cuando tenía dos años, la familia pasó de Pinar del Río a Marianao, un pueblo cercano a La Habana. Al cumplir los cuatro años, su familia se trasladó a Bruselas, donde pasó un año; y luego a París, donde estuvo otros cuatro, que le sirvieron para dominar el idioma francés.

En 1883, aún adolescente, marchó a Sevilla, donde cursa la segunda enseñanza. Luego, con quince años, va a Madrid, donde frecuentó la universidad, primero matriculándose en Filosofía y Letras, donde cursó un año, y luego en Medicina, donde llegó a cursar tres. Tras empezar a ejercer en una clínica, esa vocación se desvaneció y terminó por volver a las humanidades, tentado por el periodismo. Pasó tres años colaborando en la revista de ateos, krausistas y republicanos Las Dominicales del Libre Pensamiento, dirigida por Ramón Chíes y Fernando Lozano. Ganó su primer sueldo en Demi-Monde y también participó en el anticlerical El Motín de José Nakens. En alguna ocasión Zamacois fue negro de Manuel Carretero.[3]

Había publicado su primera novela con dieciocho años, La enferma, y luego otra, Punto negro. En 1894, el impresor José Rodríguez de Madrid publica Amar a oscuras, una novela corta de 82 páginas, género que Zamacois cultivó con asiduidad a lo largo de su carrera, al principio siempre de tema galante, por no decir erótico, y con un argumento frívolo. Sus primeras obras fueron de tema erótico, aunque con un estilo realista y naturalista, siguiendo la tendencia española de la época. Comienza a disfrutar del éxito y llevar una vida bohemia.

Fotografiado por Campúa

Con la esperanza de que sentara cabeza, su madre le presiona para casarse el 7 de noviembre de 1895 con una modista de su edad, Cándida Díaz y Sánchez, hija de un zapatero andaluz, pero el escritor no renuncia a sus amantes y mantiene numerosas aventuras extramatrimoniales a lo largo de los años, en especial con Matilde Lázaro, la amante que le inspiró su segunda novela Punto-Negro (1897).

Con el dinero que obtuvo por esta obra volvió a París y allí, mientras que Matilde fallece en Madrid, el escritor llevó una vida pobre y bohemia trabajando como traductor para las casas Garnier y Bouret y envuelto en todo tipo de aventuras galantes con sus amigos hispanoamericanos Rufino Blanco Fombona, Enrique Gómez Carrillo y Felipe Sassone.

Su primera hija Gloria nace en 1897, y en 1898, poco antes del nacimiento de la segunda, Elisa, regresó brevemente a Madrid para mantener a su familia, a través del periodismo, colaborando con el semanario Germinal.

Tras un nuevo viaje a París, decide desplazarse a Barcelona para trabajar en El Gato Negro y ¡Ahí Va!, y fundar y dirigir junto con el editor Ramón Sopena La Vida Galante, hasta 1905, realizando en esos años varios viajes a París. Por entonces nace su tercer hijo, Fernando. En enero de 1901 se edita la novela corta Horas crueles como tomo 51 de la "Colección Regente" en la Editorial Sopena, formando un volumen conjunto con Amar a oscuras.

Desvinculado ya de Ramón Sopena, emprende la creación de la editorial Cosmópolis para difundir la literatura española en Francia, en especial la obra de Galdós y la suya traducida al francés; pero el proyecto fracasa. Sin embargo, funda en 1907, con 125.000 pesetas que el periodista Antonio Galiardo Armijo había recibido de una herencia paterna, El Cuento Semanal,[4]​ con lo que logra un éxito formidable, hasta el punto de que muchas otras colecciones ulteriores de novela corta imitarán este modelo.

Como Galiardo se suicidó el 30 de mayo de 1908,[5][6]​ prosiguió él solo con la empresa y dirigió, además, otra colección de novela corta, Los Contemporáneos, que duró de 1909 a 1926. Al suicidarse Galiardo y quedarse Zamacois con el proyecto, su viuda Rita Segret le entabló pleito por la propiedad de la revista, que ganó esta, así que tuvo que iniciar la otra colección de Los Contemporáneos en 1909.[7]​ Su puesto en El Cuento Semanal lo ocupó interinamente Francisco Agramonte y luego desde 1911 Emilio Carrere, quien, con su abulia y dejadez, lo finiquitó seis meses después. Pero en sus días de gloria, El Cuento Semanal llegó a contar con un prestigio literario envidiable como puerta para introducirse en los cenáculos literarios, hasta el punto que Alberto Insúa escribió que "aparecer en El Cuento Semanal era para los autores noveles poner una pica en Flandes y recibir, durante seis días, el soplo de la fama".[8]​ Algo parecido escribió también Artemio Precioso en sus inconclusas Memorias.[9]​ De algunos números se llegaron a hacer cuatro reimpresiones y a veces se alcanzaban tiradas de entre 50.000 y 60.000 ejemplares; tan gran difusión se debía a que la distribución se realizaba a través de los kioscos de prensa.

A partir de 1905 se había abocado a una temática más comprometida y social, coincidiendo con su proximidad a las ideas republicanas, ya manifiesta en sus colaboraciones para Las Dominicales del Libre Pensamiento de Fernando Lozano Montes y El Motín de José Nakens.

En 1910 marchó a América y recorrió varios de sus países; en 1912 volvió a España y, durante la Primera Guerra Mundial, fue corresponsal en París del periódico La Tribuna.

En 1917 volvió a Hispanoamérica, donde ofreció una serie de conferencias, luego extendidas al norte de África y a Europa. Durante sus viajes conoce a la cubana Matilde Olimpia Fernández y Fuertes, quien se convierte en una de sus amantes permanentes. De nuevo en España, siguió escribiendo profusamente. Su esposa Cándida, con quien no convive, fallece el 30 de noviembre de 1933, y su madre dos años después. Con el comienzo de la guerra civil española se convierte en cronista en el frente de Madrid hasta 1937, trasladándose luego a Valencia y a Barcelona, donde trabaja en Mi Revista, una publicación dirigida por su amigo Eduardo Rubio, quien le edita, en 1938, su novela El asedio de Madrid, escrita en los primeros compases de la guerra (el lapso temporal que abarca es desde el 12 de julio de 1936, días antes del Alzamiento, hasta la primera mitad del año siguiente), que no pudo imprimirse en Valencia por falta de papel. Zamacois, a quien no se le conocían antes inquietudes políticas, toma esta vez partido de forma total: es una novela abiertamente prorrepublicana (que no procomunista).[10]

Los patriotas que, exponiéndose a morir, vivificaron el actual movimiento salvador no deben avergonzarse de nada de lo que hayan hecho. También en la Revolución francesa se cortaron muchas cabezas y, sin embargo, de aquella tragedia plagada de crímenes surgieron triunfantes los «Derechos del Hombre». ¿Y quién negaría que tamaña conquista vale infinitamente más que las cabezas segadas en la plaza de la Greve por el genio igualador del progreso? El pueblo contraatacó justamente a los oligarcas que, disponiendo de todo -o de casi todo- aún deseaban más. La plutocracia militarista y vaticanista, insatisfecha de sus fueros, pretendía dominar dictatorialmente, implantar los jornales miserables de otros tiempos, apoderarse de las conciencias, hacer de cada ciudad un presidio. Y el proletariado se rebeló y fusiló a sus victimarios, y dando fin cruento de ellos vengó, en parte, la hecatombe de Asturias. Y ahora España -la España laboriosa y libre, la España que quiere aprender a leer para ser dueña de sus destinos- renace con aliento inmortal porque al "señorito" inútil, rutinario, putero, borracho y chulón, lo ha matado "el hombre".[11]

Poco antes de la caída de Barcelona ante los sublevados, se exilió en Francia. Vivió en Cuba, México y Estados Unidos antes de recalar en Buenos Aires, dónde finalmente se instala. Su hija Gloria fallece en 1946. Finalmente hacia 1956 contrae matrimonio con Matilde, quien permanece a su lado hasta su muerte. En 1970, ella publicará como "M. F. de Zamacois" el libro A solas con él: pensamientos recopilados de la "Opera Omnia"....

Después de un nostálgico viaje a España, falleció a los noventa y ocho años de edad, el 31 de diciembre de 1971, en Buenos Aires. En febrero de 1972, sus restos fueron inhumados en Madrid.

Obras[editar]

Rick (1909). Portada de Romero Calvet.
Los ojos fríos (1909). Portada de Romero Calvet.
La caída (1909). Portada de Romero Calvet
  • El misticismo y las perturbaciones del sistema nervioso (1893).
  • Amar a oscuras (1894).
  • La enferma (1895).
  • Humoradas en prosa (1896).
  • Consuelo (1896)
  • Punto negro (1897)
  • Vértigos (1899)
  • Incesto (1900)
  • Horas crueles (1901)
  • El seductor (1902)
  • Memorias de una cortesana (1904)
  • Sobre el abismo (1905)
  • Río abajo: almas, paisajes, perfiles perdidos. Madrid: Pueyo, 1905.
  • El otro (1910)
  • Teatro galante (1910)
  • Desde mi butaca (1911)
  • Crimen sin rastro (1911)
  • Europa se va... (1913)
  • La opinión ajena (1913).
  • Del camino (1913).
  • La cita (novelas cortas) (1913).
  • El misterio de un hombre pequeñito (1914).
  • La ola de plomo (1915).
  • Años de miseria y risa (1916).
  • Las confesiones de un niño decente (1916).
  • Memorias de un vagón de ferrocarril (1916).
  • Presentimiento (1916).
  • La carreta de Thespis (1918).
  • La alegría de andar (1920).
  • La bobina maravillosa (1922).
  • Una vida extraordinaria (1923).
  • Una pobre vida (1924).
  • Las raíces (1927), trilogía novelística.
  • Los vivos muertos (1929)
  • La risa, la carne y la muerte (1930), selección de cuentos.
  • El delito de todos (1933)
  • La antorcha apagada (1935).
  • Tipos de café, segunda edición (1935)
  • Don Juan hace economías, (1936), farsa grotesca.
  • Crónicas de la guerra (1937)
  • El asedio de Madrid (1938)
  • Un hombre que se va... Memorias (1964)
  • El teatro por dentro

Referencias[editar]

  1. Eduardo Zamacois y Quintana en la Real Academia de la Historia
  2. Novo González, Javier, Los Zamacois de Bilbao, una saga de artistas, Bilbao, BBK, 2010, ISBN 978-84-8056-293-5
  3. Miguel Ángel Buil Pueyo (2016). «Manuel Carretero (1878-1908), un escritor malogrado». Revista de Filología Románica (Ediciones Complutense) 33 (2): 244. ISSN 0212-999X. doi:10.5209/RFRM.55283. Consultado el 24 de julio de 2022. «hizo de “negro” para Carretero, al escribir por él algunos artículos». 
  4. Vid. Federico Carlos Sainz de Robles, La promoción de "El cuento semanal" 1907-1925 (un interesante e imprescindible capítulo de la historia de la novela española). Madrid: Espasa-Calpe S. A., 1975, p. 54 y 159.
  5. F. C Sainz de Robles, op. cit.
  6. «Suicidios». Abc de Madrid. 31 de mayo de 1908. 
  7. F. C. Sainz de Robles, op. cit., pp. 56-57.
  8. Cf. Alberto Insúa, Memorias, I, Madrid: Tesoro, 1952, p. 529-530.
  9. Martínez Arnaldos, Manuel (2007). «El Cuento Semanal: proyecto y proyección». Monteagudo, núm. 12. 
  10. Martínez Cachero, José María (1994). «Eduardo Zamacois y Edgar Neville, dos miradas narrativas sobre el Madrid de la Guerra Civil». Hora actual de la novela hispánica. Valparaíso: Universidad Católica de Valparaíso. 
  11. Eduardo Zamacois, El asedio de Madrid. Barcelona: Editorial AHR, 1976, p. 102-103.
  • José Ignacio Cordero, La obra literaria de Eduardo Zamacois.

Enlaces externos[editar]